Los tatuajes, más que solo adornos en la piel, representan una forma de expresión personal arraigada en la historia y la cultura de diversas sociedades. En países como España, la práctica del tatuaje ha experimentado un crecimiento notable, siendo cada vez más común entre personas de diferentes edades y trasfondos. Sin embargo, la aceptación y percepción de los tatuajes varía drásticamente en diferentes partes del mundo, con algunos países imponiendo restricciones e incluso penalidades legales por llevarlos.
Un ejemplo notable es Japón, una nación con una rica tradición en el arte del tatuaje, conocido como irezumi. A pesar de esta historia, los tatuajes todavía se asocian con la cultura criminal en muchos aspectos de la sociedad japonesa contemporánea. Esto se refleja en la prohibición de los tatuajes en lugares públicos como saunas, piscinas y bares, donde las personas con tatuajes pueden ser rechazadas o incluso enfrentar la negación de servicios. Esta restricción se remonta al siglo XIX, cuando el gobierno japonés prohibió los tatuajes como parte de su política contra el crimen organizado, y aunque la sociedad ha evolucionado, esta asociación persiste.
En países como Sri Lanka y Myanmar, los tatuajes son generalmente aceptados, pero con una notable excepción: las representaciones de Buda. Aquí, llevar un tatuaje que represente a Buda se considera altamente irrespetuoso y puede resultar en consecuencias legales graves para los turistas. Casos como el de un turista español que estuvo a punto de ser deportado de Myanmar por llevar un tatuaje de Buda en la pantorrilla en 2016, y otros incidentes similares en Sri Lanka, ilustran la sensibilidad cultural en torno a los tatuajes religiosos en estos países.
En Tailandia, a pesar de ser un destino popular para los entusiastas de los tatuajes y tener una próspera industria del tatuaje, existe una ley que prohíbe específicamente las representaciones de Buda en tatuajes, considerándose sagrado y no apto para la exhibición corporal. Esta medida, aunque puede parecer contradictoria dada la popularidad de los tatuajes en el país, demuestra el profundo respeto por las tradiciones religiosas tailandesas.
Además, en países como Irán, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, los tatuajes están mal vistos o incluso prohibidos por motivos culturales, religiosos o legales. En Irán, las mujeres con tatuajes deben ocultarlos bajo su ropa para cumplir con los códigos islámicos, mientras que en los Emiratos Árabes Unidos, los tatuajes se consideran un daño autoinfligido y pueden limitar las oportunidades de empleo en ciertos sectores, como la policía o el ejército. Turquía, por su parte, promulgó una ley en 2014 que prohíbe los tatuajes y las perforaciones entre adolescentes, junto con restricciones sobre el uso de maquillaje y tintes para el cabello.
En resumen, mientras que los tatuajes pueden ser una forma de autodescubrimiento y expresión personal en muchos lugares del mundo, es importante reconocer que en algunos países, su presencia puede tener consecuencias legales o sociales significativas. La comprensión de las actitudes culturales y las regulaciones locales es esencial para evitar problemas y mostrar respeto hacia las creencias y normas de cada sociedad que se visita.
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